Piper respondió en su podcast “Ask pastor John” a una publicación viral de Peterson, quien afirmó que “la vida es sufrimiento” y que su propósito no es la felicidad, sino hallar un “algo que te sostenga” ante el dolor.
Ambos coinciden en rechazar la búsqueda de una felicidad superficial y efímera como meta vital.
Pero Piper, de 79 años, reconoció parcialmente el argumento de Peterson: la felicidad humana suele ser fugaz e impredecible. Sin embargo, el teólogo enfatizó que la “profundidad significativa” que ambos promueven solo se alcanza plenamente mediante una relación con Dios.
Mientras Peterson prioriza la resiliencia y los valores intrínsecos, Piper vincula el propósito existencial a la fe cristiana como fundamento último.
La discusión refleja la tensión entre enfoques secularizados y religiosos sobre el sufrimiento. Peterson apela a la “responsabilidad individual” ante el caos, mientras Piper subraya la “gracia divina” como respuesta trascendente.
Aunque divergen en sus fundamentos, ambos coinciden en que el sufrimiento exige una respuesta más allá del hedonismo, ya sea mediante la trascendencia espiritual o la construcción de significado personal.
“Quiero que las personas tengan vidas profundamente significativas. Así que, amén. Sí”, dijo Piper.
Piper distingue su postura de la de Jordan Peterson al explicar su teología del hedonismo cristiano, que propone que “Dios se glorifica plenamente cuando el ser humano halla su satisfacción suprema en Él”.
A diferencia de Peterson, quien separa felicidad y propósito, Piper sostiene que la felicidad auténtica no debe abandonarse, sino integrarse como un fin espiritual: “esencial para la fe” pero únicamente si está cimentada en lo que proviene de Dios.
El teólogo rechaza así la renuncia total a la idea de felicidad, argumentando que la alegría duradera no es superficial, sino un impulso sagrado.
Para Piper, este gozo arraigado en Dios no contradice el sufrimiento, sino que lo trasciende, ofreciendo un sentido más profundo que el mero sostén propuesto por Peterson. La felicidad, en su visión, es tanto un don como un acto de adoración.
“He estado siguiendo una estrategia diferente a la de Jordan Peterson con la esperanza de rescatar a la gente de la búsqueda de una felicidad fugaz, impredecible, impulsiva, superficial y (agregaría) que deshonra a Dios, disminuye a Cristo, ignora la Biblia y condena”, dijo Piper.
El pastor fundamentó la búsqueda cristiana de felicidad en cinco pilares teológicos:
1) La creación como expresión de la gloria exuberante de Dios (Génesis 1).
2) La humanidad hecha a Su imagen para reflejar Su belleza (Génesis 1:27).
3) La incapacidad humana de lograrlo plenamente debido al pecado (Gálatas 5:17)
4) La felicidad como esencia de la vida cristiana (Salmos 33:21)
5) Su testimonio máximo en el sufrimiento, donde el gozo en Dios revela Su valor supremo incluso ante la adversidad (1 Pedro 4:12-13).
Este enfoque, ilustrado con Filipenses 1:20-23 y Salmo 16:11, propone que la felicidad arraigada en Dios no solo glorifica al Creador, sino que trasciende las circunstancias, demostrando que Él es más valioso que cualquier bien temporal.
Para Piper, la alegría inquebrantable en medio del dolor actúa como un testimonio radical de la suficiencia en la fe.
“Disfrutarlo no es consecuencia de algo mayo. Es la esencia de la grandeza humana. Es la esencia de la adoración”, finalizó.

0 Comments