MIAMI ( La administración Trump ha elevado a 50 millones de dólares la recompensa por la captura del presidente venezolano Nicolás Maduro, acusándolo de ser uno de los narcotraficantes más grandes del mundo y de colaborar con carteles criminales para inundar Estados Unidos con cocaína mezclada con fentanilo.
“Bajo el liderazgo del presidente Trump, Maduro no escapará de la justicia y será responsabilizado por sus crímenes despreciables”, declaró el jueves la fiscal general Pam Bondi en un video anunciando la recompensa.
Maduro fue procesado en la corte federal de Manhattan en 2020, durante el primer mandato de Trump, junto con varios aliados cercanos, por cargos de narcoterrorismo y conspiración para importar cocaína. En ese momento, EE. UU. ofreció 15 millones de dólares por su captura, cantidad que más tarde la administración Biden elevó a 25 millones, igualando la recompensa ofrecida previamente por la captura de Osama bin Laden tras los atentados del 11 de septiembre.
Pese a la elevada recompensa, Maduro sigue firmemente en el poder, desafiando a Estados Unidos, la Unión Europea y varios gobiernos latinoamericanos que condenaron su reelección en 2024 como fraudulenta y reconocieron a su opositor como presidente legítimo de Venezuela.
El mes pasado, la administración Trump negoció la liberación de 10 estadounidenses encarcelados en Caracas a cambio del regreso de decenas de migrantes deportados por EE. UU. a El Salvador bajo las políticas migratorias de la era Trump. Poco después, la Casa Blanca revirtió las sanciones previas y permitió a la petrolera estadounidense Chevron reanudar operaciones en Venezuela.
Bondi afirmó que el Departamento de Justicia ha incautado más de 700 millones de dólares en activos vinculados a Maduro, incluidos dos jets privados, y confirmó que casi siete toneladas de cocaína decomisada fueron rastreadas directamente hasta el líder venezolano.
El canciller venezolano, Yván Gil, condenó la recompensa como “patética” y acusó a Bondi de orquestar una “burda operación de propaganda política”. Gil añadió: “No nos sorprende, viniendo de quien viene, la misma que prometió una inexistente ‘lista secreta de Epstein’ y que está envuelta en escándalos por favores políticos. Su espectáculo es una broma, una distracción desesperada de sus propios fracasos”.
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