Rafael Panarello, conocido anteriormente como “Raika” en certámenes como Miss Trans Brasil y Miss Trans Universo, vivió una transformación radical luego de un profundo encuentro con Jesucristo. Durante años, Rafael se identificó como mujer, se sometió a tratamientos hormonales y cirugías, y alcanzó notoriedad al ser coronado como la mujer trans más bella del país.
En 2014, tras obtener un título internacional, se preparaba para una cirugía de reasignación de sexo en Tailandia. Sin embargo, relata que tuvo una experiencia sobrenatural que cambió el rumbo de su vida:
“Oí la voz del Señor: ‘No harás la cirugía, yo te hice hombre’”, compartió a través de sus redes sociales.
A pesar del reconocimiento público, Rafael confesó sentirse profundamente vacío:
“Para el mundo tenía aplausos, pero delante de Dios era inaceptable. Todo lo que alguien busca en el mundo lo logré, pero el vacío siempre persistía.”
Identifica las raíces de su crisis de identidad en experiencias de abuso, falsas religiones y presiones externas.
“En busca del éxito me entregué a mis pasiones, pero nada de eso me llenaba más”, expresó, señalando que su disforia no era simplemente una cuestión de género, sino un dolor más profundo.
El punto de quiebre llegó mientras se encontraba en Europa. Después de una noche de prostitución, clamó a Dios con desesperación:
“Dios, si existes, rescátame de aquí. No aguanto más sentirme usado y descartado.”
Fue entonces cuando —según su testimonio— el Espíritu Santo lo confrontó con su pecado y lo impulsó a tomar la decisión de negarse a sí mismo para comenzar una nueva vida en Dios.
Durante la pandemia, Rafael regresó a Brasil, aceptó a Jesús como su Salvador y emprendió un proceso de detransición. Ya se ha retirado las prótesis mamarias y actualmente está recaudando fondos para remover las de los glúteos.
“Quiero volver a mi verdadera identidad en Dios. Cuando veo mi cuerpo, veo las marcas del pecado, pero también el coraje para empezar de nuevo con Dios.”
Desde su conversión ha enfrentado críticas y burlas en redes sociales, pero lejos de desanimarse, lo interpreta como una confirmación de su nuevo camino:
“Estoy siendo atacado en internet, es señal de que Dios está trabajando”, afirma con convicción..
Un nuevo propósito: restauración y esperanza
Actualmente, Rafael sueña con formar una familia, tener hijos y ser instrumento de Dios para acompañar a otros que enfrentan luchas similares con su identidad. Su testimonio se ha convertido en un faro de esperanza para quienes anhelan libertad más allá de las etiquetas sociales.
La historia de Rafael Panarello es un testimonio vivo del poder restaurador de Jesús. Una vida que, aún tras atravesar profundas heridas y confusión, ha sido redimida, sanada y dirigida hacia un nuevo propósito por el amor de Cristo.
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