Durante su intervención en el Parlamento de Canadá este martes, el rey Carlos III advirtió que el país atraviesa un “momento crítico”, comparable con periodos históricos como los primeros años de la Guerra Fría.
“Hoy, Canadá se enfrenta a otro momento crítico. La democracia, el pluralismo, el Estado de derecho, la autodeterminación y la libertad son valores profundamente arraigados en la identidad canadiense y que el gobierno está decidido a preservar”, afirmó el monarca al pronunciar el tradicional Discurso del Trono, que marca el inicio de un nuevo periodo legislativo en Ottawa.
Carlos III, además de ser soberano del Reino Unido, ostenta el cargo de jefe de Estado de Canadá, así como de otros 13 países miembros de la Mancomunidad de Naciones, incluidos Australia, Nueva Zelanda y varios estados del Caribe.
Su mensaje fue interpretado por analistas como una respuesta diplomática a las crecientes tensiones con Estados Unidos, derivadas de la nueva postura adoptada por el expresidente Donald Trump, quien ha hecho reiteradas referencias a la posibilidad —rechazada mayoritariamente por los canadienses, según encuestas— de convertir a Canadá en el estado 51 de EE.UU.
El discurso fue solicitado por el recién elegido primer ministro canadiense, Mark Carney, quien subrayó que la presencia del monarca “refuerza la soberanía de nuestro país”. De hecho, la defensa de la soberanía nacional fue un eje central del mensaje real, culminando con una alusión al himno nacional de Canadá: “el Verdadero Norte es verdaderamente fuerte y libre”.
Una nueva postura global: Canadá mira más allá de EE.UU.
En un mundo en transformación, Carlos III señaló que Canadá debe forjar nuevas alianzas y redefinir su papel en el escenario internacional. Subrayó que la relación con Estados Unidos está cambiando, y que el país busca fortalecer la cooperación con naciones europeas y otros socios afines.
“Canadá está preparado para construir una coalición de países que comparten sus valores, creen en la cooperación internacional y en el libre intercambio de bienes, servicios e ideas”, afirmó.
“En este nuevo mundo en rápida evolución, Canadá está listo para liderar”, añadió.
Estas declaraciones se interpretaron como una clara contraposición al enfoque de “EE.UU. primero” promovido por Trump, en favor de un modelo basado en el multilateralismo y el libre mercado.
Un mensaje para tiempos de incertidumbre
El discurso, redactado por el gobierno de Canadá y pronunciado en inglés y francés, también hizo eco del malestar de muchos ciudadanos ante el contexto actual, reconociendo una creciente preocupación social. A los parlamentarios se les exhortó a actuar como “defensores de los derechos y libertades fundamentales”.
Carlos III también abordó temas internos de alta sensibilidad:
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La crisis de vivienda, destacando los planes del gobierno para aumentar la oferta.
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El fortalecimiento de la seguridad fronteriza, mediante una legislación para frenar el tráfico de fentanilo y otras sustancias.
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La reconstrucción de las Fuerzas Armadas, como medida para proteger la soberanía nacional.
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El combate al crimen organizado, incluyendo robo de vehículos, allanamientos y tráfico de armas y drogas.
En el ámbito económico, reafirmó el compromiso del gobierno de Carney con construir la economía más fuerte del G7, consolidando el liderazgo de Canadá en el entorno global.
Un hecho histórico: el monarca pronuncia el Discurso del Trono
Tradicionalmente, el Discurso del Trono es leído por el gobernador general, representante de la monarquía en Canadá, en nombre del primer ministro, para presentar la agenda gubernamental ante el Parlamento. La actual titular del cargo es Mary Simon.
Sin embargo, en esta ocasión, el propio rey Carlos III fue invitado a pronunciar el discurso, en un gesto de especial simbolismo. La última vez que un monarca lo hizo fue en 1977, cuando lo leyó Isabel II, quien ya lo había hecho anteriormente en 1957.
Este hecho añade una dimensión histórica al mensaje del rey, en un momento en que Canadá reafirma su identidad nacional, su autonomía política y su papel en el mundo.
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