Mozambique – En un conmovedor testimonio de fe y sanidad, una anciana llamada Albertina, que sufría de lepra avanzada y había perdido parte de sus dedos de manos y pies, experimentó una transformación radical tras recibir oración de la misionera Heidi Baker, fundadora de Iris Global.
Albertina, además de su enfermedad, vivía como esclava y soportaba heridas abiertas y dolor constante. Heidi relató en un video que, al conocerla, sintió claramente que Dios le dijo: “Bésale los dedos”. Aunque no hubo sanidad inmediata, Albertina decidió entregar su vida a Jesucristo ese mismo día, confiando plenamente en el poder de su amor.
Tiempo después, Heidi regresó al mismo pueblo para visitarla. Al encontrarla aún enferma, sintió un nuevo desafío de parte de Dios: “Bésale las manos otra vez, pon tus manos sobre sus heridas”. Sin dudarlo, obedeció, oró por ella una vez más y mostró compasión mediante el contacto físico.
Semanas más tarde, mientras servía en una acción social en la región, Heidi se reencontró con Albertina. Con alegría, la mujer se acercó y le mostró sus manos: “Mira, estoy curada”, exclamó con emoción. Aunque aún faltan algunos dedos, la lepra había desaparecido por completo.
Heidi testificó que Albertina ama profundamente a Jesús, y que su vida fue completamente transformada por la fe y la gracia de Dios.
Este milagro se dio en el contexto de una Semana Santa extraordinaria en el norte de Mozambique, donde más de 500 personas fueron bautizadas en una playa, en una ceremonia liderada por el equipo misionero de Iris Global. Además de los bautismos, los voluntarios realizaron campañas evangelísticas y brindaron asistencia humanitaria a comunidades afectadas por un reciente ciclón.
Iris Global, fundada en 1980 por Rolland y Heidi Baker, comenzó su labor en Mozambique en 1995. Desde entonces, ha crecido hasta contar con más de 35 bases en 20 países, liderando iglesias, escuelas bíblicas, clínicas y proyectos sociales que impactan miles de vidas.
Lo que inició como una obra humilde entre niños necesitados se ha convertido en un movimiento poderoso del Espíritu Santo. Este caso es uno más que demuestra que el Evangelio sigue siendo poder de Dios para salvación, sanidad y restauración.
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