“Operación Tela de Araña”: el audaz ataque ucraniano con drones que golpeó el corazón de la aviación rusa

“Operación Tela de Araña”: el audaz ataque ucraniano con drones que golpeó el corazón de la aviación rusa


Ucrania ejecutó una de sus operaciones más ingeniosas y ambiciosas desde el inicio del conflicto: la "Operación Tela de Araña", un ataque sin precedentes que tomó 18 meses de preparación y que, el domingo pasado, desplegó más de 100 drones contra bases aéreas estratégicas en territorio ruso.

Los objetivos principales fueron bombarderos rusos de largo alcance con capacidad nuclear. Las explosiones se registraron en múltiples husos horarios, desde Murmansk, más allá del Círculo Ártico, hasta la región de Amur, a más de 8.000 kilómetros de Ucrania, evidenciando la magnitud del operativo.



El Ministerio de Defensa ruso confirmó ataques en cinco regiones: Murmansk, Irkutsk, Ivanovo, Ryazan y Amur. Afirmó que solo en Murmansk e Irkutsk los bombarderos sufrieron daños, mientras que en las otras zonas, según ellos, los ataques fueron repelidos.

Imágenes difundidas tras el ataque mostraban al jefe del Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU), Vasyl Maliuk, revisando un mapa satelital con las bases aéreas rusas claramente identificadas. Según Maliuk, los drones fueron introducidos clandestinamente en Rusia escondidos dentro de cabinas de madera montadas en camiones, ocultos bajo techos desmontables operados a control remoto.


Los vehículos, conducidos por chóferes que aparentemente desconocían la verdadera carga, fueron estacionados cerca de los objetivos. Una vez en posición, los drones fueron lanzados directamente desde los camiones. Videos en línea muestran el momento en que algunos drones emergen del techo de estos vehículos. Un conductor entrevistado por el medio ruso Ria Novosti afirmó que intentaron detener el despegue lanzándoles piedras.


Según informes del canal de Telegram ruso Baza, varios conductores declararon haber sido contratados para transportar estructuras de madera sin saber su contenido. Tras recibir instrucciones adicionales por teléfono, se sorprendieron al ver los drones despegar desde los camiones.

El presidente Volodymyr Zelensky, quien supervisó la operación, confirmó en redes sociales que se utilizaron 117 drones, y detalló que la preparación tomó exactamente “un año, seis meses y nueve días”. Reveló que una de las bases atacadas se encontraba junto a una oficina de los servicios de seguridad rusos.


Aunque Moscú informó sobre varias detenciones, Zelensky aseguró que las personas que facilitaron la operación fueron evacuadas con éxito y “se encuentran a salvo”.

Las autoridades locales de Ust-Kut, en Irkutsk, identificaron a un ciudadano ucraniano de 37 años como sospechoso en relación con el ataque a la base aérea de Belaya. Posteriormente, la publicación fue eliminada.



Imágenes difundidas por el SBU muestran docenas de drones negros almacenados en cabinas de madera en un almacén que analistas rusos localizaron en Chelyabinsk. Steve Wright, experto británico en drones, explicó que se trataba de cuadricópteros sencillos, pero capaces de transportar cargas significativas. Destacó como extraordinario el hecho de haber sido infiltrados y operados a distancia dentro del territorio ruso, probablemente mediante enlaces satelitales o internet.

Zelensky señaló que cada uno de los 117 drones fue controlado individualmente por su propio piloto. A pesar de que no se han revelado detalles sobre su origen, Ucrania ha desarrollado una alta capacidad de fabricación local de drones desde que comenzó la guerra.


Los objetivos del ataque fueron claros. Ucrania aseguró haber impactado 41 bombarderos estratégicos, de los cuales al menos 13 habrían sido destruidos. Aunque Rusia no confirmó estas pérdidas, imágenes satelitales de Capella Space muestran al menos cuatro aeronaves severamente dañadas o destruidas en la base aérea de Belaya. Entre los modelos afectados estarían los Tu-95, Tu-22 y Tu-160, todos fuera de producción, lo que imposibilita su reemplazo.


También se reportaron ataques a aeronaves espía A-50, claves para la detección de misiles ucranianos y la planificación de ofensivas. Dado que se estima que Rusia solo posee ocho de estos aviones, cualquier daño representa un golpe importante para su capacidad operativa.

"Atacamos objetivos absolutamente legítimos: bases aéreas y aviones que bombardean nuestras ciudades", declaró el jefe del SBU, Vasyl Maliuk. Recordó que, solo una semana antes, bombarderos Tu-95 habían lanzado misiles Kh-101 sobre Ucrania, cada uno con una carga de 400 kilos de explosivos.

El SBU estimó que la operación "Tela de Araña" le habría costado a Rusia cerca de 7.000 millones de dólares. Los medios estatales rusos evitaron cubrir la ofensiva y limitaron su reporte a declaraciones regionales. Al día siguiente, el tema había desaparecido por completo de los noticieros.

Mientras tanto, en Ucrania, la operación fue celebrada como una hazaña histórica. "Estas acciones ucranianas sin duda estarán en los libros de historia", escribió Zelensky en Telegram.




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