En un inesperado cambio de rumbo, el presidente Donald Trump anunció este miércoles el fin de 46 años de sanciones a Siria, marcando un hito en las relaciones entre Washington y Damasco. El anuncio se produjo durante un encuentro en Riad con Ahmed al Sharaa, el recién nombrado presidente interino de Siria, en lo que representa el primer contacto de alto nivel entre ambos países desde el año 2000.
El levantamiento de sanciones, que habían sido impuestas inicialmente en 1979 y endurecidas a lo largo de décadas de conflicto, abre la puerta a la inversión extranjera y a la tan esperada reconstrucción del país árabe, devastado tras 14 años de guerra civil. Las celebraciones en las calles sirias reflejan las esperanzas de una recuperación económica y política que podría transformar la región.
Este giro se produce tras la caída del régimen de Bashar al Assad en diciembre pasado, un evento que ha redefinido las alianzas en Medio Oriente, desplazando a Rusia como principal apoyo del gobierno sirio y generando nuevas oportunidades para actores como Turquía y Arabia Saudita.
El ascenso de al Sharaa, un excomandante del grupo Hayat Tahrir al Sham, marca un sorprendente cambio de rumbo para Siria. Desde su evolución como líder militar hasta convertirse en jefe de Estado, al Sharaa ha demostrado ser un hábil negociador, obteniendo el respaldo de potencias clave como Turquía y Arabia Saudita en su esfuerzo por normalizar las relaciones con Occidente.
El levantamiento de las sanciones, aunque sin detalles específicos hasta ahora, representa un mensaje claro para actores regionales como Irán e Israel, y podría tener amplias repercusiones para las relaciones de poder en la región.
En palabras de Trump, esta decisión busca dar a Siria "un nuevo comienzo" y fortalecer los lazos con un país que, tras años de aislamiento, podría convertirse en un socio clave en la dinámica de Medio Oriente.
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