Tras semanas de espera, Rusia entregó a Ucrania un "memorándum" detallando sus condiciones para un alto el fuego y los lineamientos clave para un tratado de paz que ponga fin a la guerra que ya supera los tres años. Para nadie fue una sorpresa: se trata de una lista de exigencias maximalistas que el Kremlin mantiene desde el inicio del conflicto, y que tanto Kyiv como sus aliados occidentales consideran inaceptables.
Previo a las negociaciones directas celebradas el lunes en Estambul, Ucrania había reiterado su disposición a aceptar un alto el fuego inmediato por 30 días sin condiciones previas, como lo propuso el expresidente estadounidense Donald Trump. Sin embargo, también reafirmó que no renunciará a su aspiración de ingresar en la OTAN ni reconocerá ninguna anexión territorial por parte de Rusia.
Ambas partes han trazado líneas rojas mutuamente excluyentes, lo que hace improbable un acuerdo rápido.
Las condiciones rusas para una tregua de 30 días
Rusia propuso dos opciones para alcanzar un cese al fuego temporal.
La primera exige que Ucrania retire sus tropas de Donetsk, Lugansk, Zaporiyia y Jersón, regiones que Moscú anexó ilegalmente en septiembre de 2022, aunque no controla totalmente.
La segunda, descrita como la propuesta "en paquete", demanda que Ucrania detenga su movilización militar y congele las entregas de armas occidentales. Esta opción incluye también la desmovilización de las fuerzas armadas ucranianas, el cese de despliegues militares y la prohibición de tropas extranjeras en el territorio ucraniano.
Además, Rusia pide el fin de la ley marcial en Ucrania y la convocatoria de elecciones, como paso previo a un tratado de paz integral.
Los términos rusos para un tratado de paz completo
El documento ruso exige que el tratado reconozca legalmente la anexión de Crimea (2014) y de las cuatro regiones ucranianas en 2022. También pide que Ucrania declare su neutralidad entre Rusia y Occidente y abandone su intención de unirse a la OTAN.
Otras condiciones incluyen la reducción del tamaño del ejército ucraniano, el reconocimiento del idioma ruso como oficial, y la prohibición de glorificar el nazismo o el neonazismo, así como la disolución de grupos nacionalistas, en línea con la narrativa promovida por Moscú desde el inicio del conflicto.
El tratado, según Rusia, también debería contemplar el levantamiento mutuo de sanciones, el restablecimiento del comercio y las relaciones diplomáticas, y su respaldo por una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU.
La posición firme de Ucrania ante el cese al fuego
El memorándum ucraniano, presentado a Moscú antes de las conversaciones y compartido con aliados internacionales, propone un alto el fuego total e incondicional de 30 días como base para futuras negociaciones.
Ucrania reitera su rechazo categórico a la neutralidad impuesta, insistiendo en su derecho soberano a elegir sus alianzas. Además, se opone a cualquier limitación en su capacidad militar y a restricciones sobre la presencia de fuerzas extranjeras en su territorio.
También rechaza el reconocimiento de cualquier ganancia territorial rusa y plantea que la línea de contacto actual sirva como punto de partida para las negociaciones.
Ucrania exige garantías internacionales de seguridad, el retorno de niños deportados y desplazados ilegalmente, y un intercambio total de prisioneros. El documento deja abierta la posibilidad de levantar algunas sanciones si Rusia cumple con el acuerdo.
Demandas opuestas dificultan avances
Las profundas discrepancias entre las exigencias de ambas partes hacen que el progreso hacia la paz sea poco probable. Moscú, al mantener su postura inflexible, parece poco afectado por las sanciones o presiones externas para hacer concesiones significativas.
Para algunos analistas, el memorándum ruso busca formalizar su posición negociadora. El analista militar Sergei Poletaev afirmó que incluso un documento no firmado le da al Kremlin una mayor base diplomática.
Tatiana Stanovaya, del Carnegie Russia Eurasia Center, explicó que el documento refleja el objetivo clave de Putin: una Ucrania “amistosa”, sin fuerzas armadas robustas ni vínculos con Occidente. Según ella, ofrecer dos opciones a Ucrania busca empujarla hacia la segunda, ya que la retirada de las regiones ocupadas no es viable. Añade que el documento sugiere que Moscú podría considerar devolver algunas zonas que no controla.
Sin embargo, concluye que las demandas rusas indican que los combates continuarán, aunque las conversaciones diplomáticas puedan seguir su curso.
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