Paramount, una comunidad al sur de Los Ángeles, se convirtió en el epicentro de las tensiones tras el despliegue de la Guardia Nacional ordenado por el presidente Donald Trump. La medida, que incluyó el envío de 2.000 efectivos, respondió a una serie de protestas provocadas por redadas migratorias en la zona.
Este domingo, frente a una verja custodiada por soldados armados, un vecino lanzó una pregunta cargada de indignación: “¿Van para la guerra, con todas esas armas?”. Aquel fue uno de los múltiples reclamos ciudadanos que reflejaban el rechazo de esta comunidad a la presencia militar.
El sábado anterior, Paramount fue escenario de enfrentamientos entre manifestantes y agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), tras rumores de operativos de deportación en el área. Las protestas, inicialmente aisladas, escalaron a tal punto que Trump decidió intervenir con fuerzas militares para “restaurar la ley y el orden”.
La reacción del gobernador de California, Gavin Newsom, no se hizo esperar. Calificó la medida como un acto provocador que solo agravaría la situación, y sus advertencias se materializaron un día después, con disturbios en el centro de Los Ángeles: calles bloqueadas, vehículos incendiados, y policías utilizando gases lacrimógenos y granadas aturdidoras para dispersar a los manifestantes.
Frente a la Guardia Nacional, otro vecino exclamó: “Ustedes están haciendo su trabajo, pero nosotros no somos el enemigo”. Aunque solo unas decenas de personas se congregaron ese día, su mensaje resonaba en una comunidad mayoritariamente latina —más del 80% de la población de Paramount— en la que el 36% de los habitantes nació fuera de EE.UU.
“Este barrio lo levantaron los inmigrantes”, afirmó otro residente, mientras ondeaban banderas mexicanas, se levantaban pancartas contra ICE y el sonido de bocinas acompañaba las manifestaciones.
Un clima de temor
A unos metros, tres trabajadores latinos conversaban desde sus camionetas sobre los acontecimientos. Juan, un mexicano de 63 años que emigró desde Jalisco a los 17, relató cómo se desató el caos la noche anterior cerca del Home Depot local.
Según contó, las redadas generaron confusión y atrajeron a manifestantes, lo que desembocó en disturbios. Aunque el Departamento de Seguridad Nacional negó que ICE actuara en Paramount ese día, sí confirmó la detención de 118 migrantes indocumentados en operativos recientes en la ciudad.
Juan aseguró que él y sus compañeros tienen su situación migratoria regularizada, pero reconoció que el miedo se ha instalado entre los vecinos. “Por eso hoy no ves a nadie aquí”, explicó, señalando un lugar donde normalmente se reúnen decenas de jornaleros en busca de empleo.
Uno de los pocos que se atrevió a salir fue Pedro, un salvadoreño de 70 años que llegó a EE.UU. hace cinco décadas. En su camioneta, además de herramientas para ofrecer servicios de techado y pintura, guardaba un casquillo de gas lacrimógeno disparado por agentes el día anterior.
Aunque cuenta con papeles desde el año 2000, el ambiente lo ha llevado a considerar la posibilidad de regresar a El Salvador. “Esto se está volviendo invivible con este presidente”, sentenció.
Fe, resistencia y comunidad
En medio de la incertidumbre, muchos buscaron refugio espiritual en la iglesia cristiana Chapel of Change, ubicada cerca del lugar de los enfrentamientos. Allí, unas 200 personas —principalmente familias hispanas— se reunieron en busca de consuelo y unidad.
La pastora Irene Ramírez definió la comunidad como “vibrante, unida y orientada a la familia”. El pastor principal, Bryan Worth, destacó el trabajo colectivo que, durante décadas, transformó a Paramount de una de las ciudades más conflictivas del país en un ejemplo de integración y progreso.
Dora Sánchez, voluntaria de la iglesia, expresó su conmoción ante lo vivido: “Nunca pensé que las escenas que echaban en la tele íbamos a tenerlas aquí”.
Mientras las tensiones crecen en el centro de Los Ángeles y la confrontación entre el gobierno federal y el estatal se intensifica, Trump mantiene su postura. “Se restablecerá el orden, los inmigrantes indocumentados serán expulsados y Los Ángeles será libre”, reiteró en su red TruthSocial.
Pero en Paramount, la comunidad insiste en otro mensaje: “No somos el enemigo. Este lugar lo construimos nosotros”.
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